Opinión

Ponerse la camiseta

Lo mismo que los hinchas se enfundan con orgullo la elástica de su equipo de fútbol y los fans lucen a deshoras la de su grupo de rock, los empleados se ponen la camiseta cuando se sienten parte de la empresa.

Pero los sentimientos no se fabrican, surgen del esfuerzo de una compañía en varias direcciones. En primer lugar, el trabajador debe verse capacitado para su puesto y al mismo tiempo estar convencido de no haber tocado techo. Saber que puede seguir avanzando y que le esperan nuevos e interesantes retos, tanto personales como dentro de un proyecto común.

Y es ahí, en esa peculiar familia que es la empresa, donde uno debe sentirse parte del equipo. Apreciado por sus compañeros, respaldado por sus superiores, apoyado cuando tiene problemas o valorado cuando consigue un éxito.

El primer paso es que se sienta bien pagado pero esa no es la razón más poderosa para ponerse la camiseta. El acceso a la formación, la flexibilidad horaria, las medidas de conciliación familiar o los beneficios sociales contribuyen a su implicación tanto o más.